aloe-vera

Nombre científico:

Aloe vera L.

Nombres vernáculos:

Sábila o Acibar.

Familia:

Asphodelaceae

Reino:

Plantae

Características:

El Aloe vera L. (= Aloe barbadensis Mill.) es una planta suculenta de la familia de las Asphodelaceae (anteriormente Liliaceae s.l.) que crece en zonas semiáridas de las regiones tropicales y subtropicales. Es una planta perenne, con hojas suculentas dispuestas en rosetas, alcanzando los 50 cm de largo y los 7 de grosor. Las hojas son alargadas, lanceoladas, y parecen brotar directamente del suelo en los ejemplares juveniles; los más añosos presentan un corto y robusto tallo. Las flores del aloe son pequeñas, tubulares, y se presentan en inflorescencias densas de color rojo o amarillo. Es una planta xerófila, es decir, que se adapta a vivir en terrenos con escasez de agua ya que posee tejidos para su almacenamiento. Las hojas están compuestas de tres capas:

  • Una protección coriácea exterior (dura pero flexible).
  • Justo debajo da la capa coriácea se encuentra una capa fibrosa donde se concentra un compuesto cuyo gusto amargo sirve a la planta como protección frente a los predadores.
  • Un corazón gelatinoso donde almacena sus reservas de agua y con el que se preparan múltiples productos farmacéuticos y cosméticos.

Principios activos:

Sus principales constituyentes son polisacáridos mucilaginosos (glucomananos, glucomananos con ácido glucurónico, galactogalacturonanos, glucogalactomananos, galactoglucoarabinomananos) entre los que destacan por sus propiedades farmacológicas el acemanano y aloérido.  También contiene sales minerales, oligoelementos, aminoácidos y vitaminas (Vila Casanovas, R. et al, 2001).

Usos tradicionales:

Las virtudes curativas del aloe vera eran ya muy conocidas en la antigüedad, ya que muchos testimonios y relatos salpican su historia. Parece ser que fueron los sumerios quienes, en la época de los reyes de Akkad, aludieron por primera vez al uso terapéutico del aloe (musabbar) en unas tablillas de arcilla. Los antiguos egipcios, aparte de usarlo para curar, también le atribuían propiedades cosméticas. Se dice que el brillo de los ojos de Cleopatra era debido a un colirio hecho a base de aloe y que la belleza de la piel y la tez de Nefertitis surgían de sus baños con pulpa de aloe y leche de burra.
Para los griegos el aloe era símbolo de belleza, paciencia, fortuna y salud. En uno de sus tratados, Hipócrates describe algunas propiedades curativas del aloe: crecimiento del cabello, alivio de disenterías y dolores de estómago. Fue a lo largo de las Guerras Púnicas que los romanos descubrieron las virtudes del aloe de la mano de sus prisioneros cartagineses los cuales lo empleaban para curar sus heridas. Dioscórides describió con entusiasmo en su De Materia Médica las propiedades del aloe. Destacaba entre otras la virtud de hacer coagular la sangre de las heridas, cicatrizar las desolladuras y las llagas abiertas, de curar los forúnculos, y las hemorroides. Decía también que la pulpa fresca del aloe frenaba la caída del cabello y detenía las oftalmias. Plinio el Viejo (23-79 d.C.) describe en su Historia Natural la original manera de curar la disentería inyectando aloe con una pera para lavativa.

Para los hindúes el aloe figura como una de las mejores plantas secretas del Atharvaveda, que lo apoda “el curandero silencioso”. El aloe es una de las 16 plantas sagradas de los amerindios.
En Japón el aloe es una planta reina. Se bebe, se come, se consume y cura bajo todas sus formas. En otras épocas, antes del combate, los samuráis se untaban el cuerpo con pulpa de aloe para expulsar a los demonios y volverse inmortales. La farmacopea china de Li Shih-Shen (1518-1593) cita el aloe entre las plantas con mayores virtudes terapéuticas y lo llama “remedio de armonía”.

Propiedades cosméticas:

Existen numerosos estudios que demuestran las propiedades cicatrizantes del aloe vera. Actúa estimulando el crecimiento de los fibroblastos , la angiogénesis y la reepitelización, acortando la fase inflamatoria.  Como resultado, aumenta el contenido en colágeno y en glicosaminoglicanos en el nuevo tejido en reparación. De igual manera acelera la recuperación de quemaduras por radiación, calor, congelación o úlceras crónicas. Además de su aplicación tópica para el tratamiento de dermatitis y cicatrización de heridas, es beneficioso para afecciones de la cavidad bucal, úlceras aftosas y estomatitis.

Presenta acción antiinflamatoria por inhibición de las protaglandinas y reducción de la migración de leucocitos. así como por otros mecanismos bioquímicos, entre ellos, la inhibición de la oxidación del ácido araquidónico. De aquí se deriva su aplicación en episodios de artritis y dolores articulares.

Los polisacáridos y glicoproteínas presentes en el gel son responsables de la acción inmunomoduladora que se le atribuye al aloe vera. Concretamente, el polisacárido acemanano estimula la formación de macrófagos y leucocitos, lifocitos T citotóxicos, activan la fagocitosis por los macrófagos y aumentan la liberación de citoquinas, por lo que con la edad, el uso de aloe vera, estimula este sistema inmunitario y podemos usarlo como protector y ralentizador del envejecimiento.

También presenta acción humectante e hidratante, por lo que es un gran bioactivo en productos cosméticos con acción hidratante, calmante, refrescante y protectora de la piel.

Validación científica:

Hekmatpou D, Mehrabi F, Rahzani K, Aminiyan A. The Effect of Aloe Vera Clinical Trials on Prevention and Healing of Skin Wound: A Systematic Review. Iran J Med Sci. 2019;44(1):1-9.

Mendonça, F.A., Passarini Junior, J.R., Esquisatto, M.A., Mendonça, J.S., Franchini, C.C., Santos, G.M. Effects of the application of Aloe vera (L.) and microcurrent on the healing of wounds surgically induced in Wistar rats. Acta Cir Bras., 2009 Mar-Apr; 24(2): 150-5.

Provitalgroup.

Surjushe A, Vasani R, Saple DG. Aloe vera: a short review. Indian J Dermatol. 2008;53(4):163-166. doi:10.4103/0019-5154.44785.

Rahmani AH, Aldebasi YH, Srikar S, Khan AA, Aly SM. Aloe vera: Potential candidate in health management via modulation of biological activities. Pharmacogn Rev. 2015;9(18):120-126. doi:10.4103/0973-7847.162118