¿Por qué curan las plantas?

Las plantas medicinales han sido muy utilizadas por nuestros ancestros y parece que es ahora, después de dos siglos distanciándonos de los remedios naturales, cuando la sociedad occidental las redescubre.

La fuerza curativa y reparadora de las plantas viene dada por la gran variedad de principios activos que las plantan sintetizan y almacenan en el curso de su crecimiento con la ayuda del metabolismo. Lo hacen a partir de sustancias tan simples como el agua, el nitrógeno o el dióxido de carbono, a través del proceso conocido como fotosíntesis. Sin embargo no todos los productos derivados del metabolismo son medicinales, pero contribuyen a acelerar o a hacer más lenta la absorción por parte del organismo.

Debido a esto encontramos una acción terapéutica diferente cuando se administra el principio activo de la planta aislado a cuando tomamos la planta completa, ya que la acción está reforzada por todos los componentes de ésta.

No podemos pues, empezar a conocer las plantas medicinales sin antes conocer los principios activos que pueden contener y que determinan las propiedades terapéuticas de cada especie vegetal.

Taninos. Los taninos son compuestos polifenólicos, con capacidad de precipitar las proteínas. Tienen acción astringente, cicatrizante y antiséptica. Se usan en lociones tónicas específicas de piel grasa y en cuperosis. Plantas con taninos de uso cosmético son: escaramujo (fruto de la Rosa canina L.), hamamelis (hojas), milenrama (sumidad florida), nogal (hojas) y quina (corteza), entre otros.

Flavonoides. Tienen acciones: vasoconstrictora, por disminución de la permeabilidad de los vasos capilares; vasoprotectora y antiinflamatoria; aumentan la circulación sanguínea a nivel subepidérmico; mejoran la transferencia de micronutrientes por la membrana celular, lo que produce un aumento de la fuente de oxígeno a las células y por lo tanto mejora la textura y la apariencia de la piel.
Son muchas las plantas que contienen flavonoides cuyos extractos se utilizan en cosmética: aciano, caléndula, castaño de indias, centella asiática, escaramujo, espino blanco, ginkgo biloba, hamamelis, limón, manzanilla, pensamiento, pomelo, rusco, salvia, tila, son algunas de las más conocidas. Actualmente se ha incorporado como ingrediente cosmético el extracto obtenido de las semillas de la uva (Vitis vinífera L.), rico en proantocianidinas (flavonoides de la uva), por sus propiedades antiirritativas, vasoprotectoras y anti envejecimiento (antioxidante).
Los extractos de plantas ricos en flavonoides, se utilizan en una amplia gama de cosméticos, particularmente: productos anti envejecimiento, productos para el cuidado de pieles sensibles, irritadas, pieles con rojeces y cuperosis y en muchos productos anticelulíticos.

Antraquinonas. Son el principal componente de muchas plantas medicinales como por ejemplo el sen, la frángula o la cáscara sagrada. Son componentes que actúan principalmente contra el estreñimiento ya que ejercen sobre el intestino grueso un efecto laxante irritante que causa contracciones de las paredes intestinales provocando la evacuación unas 8 horas después de la ingestión haciendo más líquidas las heces. La utilización de drogas con principios antracénicos debe ser limitada a periodos cortos, no debiendo sobrepasar de 8 a 10 días, ya que puede ocasionar situación de dependencia o la llamada “enfermedad de los laxantes”: colitis con diarreas, dolor abdominal, alteraciones de la mucosa del colon, trastornos hidroelectrolíticos…

Mucílagos: En sentido botánico-farmacológico son sustancias que contienen hidratos de carbono, que se hinchan fuertemente con el agua y que proporcionan un líquido viscoso. Ello les confiere la virtud de lubricar y proteger las mucosas del aparato digestivo, evitando la inflamación. Son plantas ricas en mucílagos el Llantén, el malvavisco, gordolobo y el tilo.

Saponinas. Son glucósidos vegetales (generalmente triterpenóides) con propiedades tensoactivas, detergentes y en algunos casos rubefaciente (corteza de quina) o vaso-protectora (escina en el castaño de Indias). Son asimismo emulsificantes naturales. La raíz de regaliz, es una gran fuente de saponinas en cosmética. Además inhibe la tirosinasa (blanqueador de la piel) y tiene acción antioxidante. Se utiliza ampliamente el ácido glicirretínico y sus sales de potasio (como antiinflamatorio y calmante para pieles delicadas) y de zinc (para pieles con tendencia acneica).

Proteínas. Se utilizan principalmente hidrolizados de proteínas vegetales y aminoácidos aislados. Los hidrolizados (como el hidrolizado de proteína de soja) retienen el agua y tienen propiedades texturizantes y tensoras, se utilizan en productos hidratantes y reafirmantes para la piel y también para el cuidado capilar, ya que flexibilizan y dan brillo al cabello.
Las proteínas de peso molecular alto no penetran apenas en la epidermis, permanecen en la superficie del estrato córneo y dan firmeza a la piel alisándola. Ejemplo: proteínas de trigo, avena, y sus polímeros con polisiloxano.

Alcaloides. Se trata por lo general de sustancias nitrogenadas con marcadas propiedades farmacológicas. Todas las plantas que los tienen como principal componente, no son por tanto indicadas para una terapia en forma de té. Sin embargo la industria farmacéutica las utiliza en grandes cantidades. Alcaloides son por ejemplo la vinblastina (antitumoral) alcaloide de Catharanthus rosea.; la morfina (depresor de SNC), que lo es de la adormidera (Papaver somniferum) o la quinina de la quina (Chinchona sp.- antipalúdico).

De entre los alcaloides, se usan principalmente las bases xánticas (cafeína y teofilina principalmente) en la preparación de productos anticelulíticos.

Aceites esenciales: Tienen  olor y tacto oleoso y se obtienen por destilación previa trituración de plantas frescas. Un aceite esencial de una determinada planta puede contener más de 60 componentes volátiles distintos como por ejemplo el árbol de té, que contiene 68 componentes diferentes. Se hallan en la totalidad de las partes de las plantas: hojas, flores, tallos, ramas y raíces. Su concentración se ve favorecida con climas cálidos y soleados.

En medicina y fitoterapia se usan por sus propiedades desinfectantes, bactericidas, expectorantes, estomacales, carminativas, colagogas. En perfumería se utilizan por su aroma. Plantas ricas en aceites esenciales son: anís, hinojo, alcaravea, tomillo, mejorana, salvia, manzanilla, orégano, romero, espliego, menta.

Referencias Bibliográficas

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